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El Campanario de Borriana, construido a partir del 1363, dentro de los planes del rey Pere IV de fortificar sus reinos, fue erigido como torre fuerte cuya función no era solamente defensiva sino también torre de comunicaciones y reloj público. En sus inicios, y debido a la dualidad de su uso, se encontraba exenta de la iglesia por lo que contaba con dos puertas de acceso: la que permite su entrada en la actualidad; y una segunda que hoy día permite comunicar la torre con el interior de la iglesia, pero que se encontraba a los pies del edificio.
El Campanario de Borriana es un edificio prismático de sillares, que inscribe un octógono sobre una base cuadrada. En su interior, una escalera de caracol permitía el acceso a la sala de campanas. Ésta constaba de ocho ventanales, posiblemente de medio punto, uno de ellos cegado para facilitar la ubicación de la escalera de acceso a la terraza superior. En el último cuarto del siglo XVII, el Campanario debió sufrir graves daños que obligaron el derribo de la sala de campanas gótica y el pretil.
La construcción de la nueva sala de campanas y la terraza siguió la moda imperante en los pueblos de La Plana, el Bajo Maestrazgo o la propia ciudad de Valencia. La sala de campanas se cubrió con vuelta estrellada de nervaduras sobre ménsulas, siguiendo el precedente gótico y se reaprovecharon las viejas gárgolas góticas de desagüe de la terraza de la antigua obra.
La madrugada del 5 de julio de 1938 fue marcada por tres terroríficas explosiones que se dejaron sentir en toda La Plana. 32 cajas de dinamita, colocadas en el interior del Campanario de Borriana, por el Ejército Republicano, fueron estalladas detonando así tan preciada torre, causando la ruina de muchas de las casas que se encontraban alrededor de la Plaza y del Pla. Pero los mayores daños los sufrieron las que estaban situadas en el lugar que actualmente ocupa el jardín, y también la iglesia parroquial del Salvador y su capilla de Comunión. Ambas perdieron la mayor parte de su cubierta.
Las obras de reconstrucción del Campanario, iniciadas el año 1942, fueron lideradas por el párroco mosen Elías Milián quien supo entender el valor sentimental que, como símbolo, tenia el campanario para sus feligreses y la ciudadanía. Para tal importante acción, mosen Elías confió las obras a Vicente Piqueres Martí, buscó los recursos económicos y consiguió culminarla con éxito. Vicente Piqueres, carpintero-artesano, coordinó y dirigió los trabajos, de acuerdo a los planos del arquitecto municipal Enrique Pecourt. Del proyecto de reconstrucción, Pecourt destaca: “se sigue como se ha dicho, las características del antiguo campanario, del que sólo queda la cimentación y unos seis metros de base (…) Se conserva la misma cimentación y la base maciza del fuste. en la parte octogonal se construirá un anillo de piedra del país de un espesor medio de unos 50 centímetros y un muro interior de unos 30 cm. de fábrica de ladrillo, rellenando el hueco entre uno y otro con mampostería de hormigón (…). En el grueso de este muro irá una escalera helicoidal que llegará hasta el cuerpo de campanas. El espacio interior estará dividido por bóvedas concrecionadas formando departamentos. desde el cuerpo de campanas a la terraza irá una escalera de caracol.
La ornamentación reproducirá la existente antes de la destrucción “
Tras ser discutidas las propuestas de reconstrucción del mismo planteadas por el arquitecto municipal, y escuchados todos los apuntes e ingeniosas propuestas del carpintero-artesano Vicente Piqueres, se inició la reconstrucción del mismo que finalizó tres años después, en 1945. De su reconstrucción destaca su fidelidad estética y el aumento de la altura de éste en 10 metros, con la intención de que fuese el más esbelto y mayor de toda la Región Valenciana, incluyendo el Miguelete.
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